Este jueves 8 de septiembre se celebra el Día del Agricultor y del Productor Agropecuario, como todos los 8 de septiembre desde que se estableció en nuestro país en 1994. Desde Consol te contamos por qué debemos darle valor al sector y continuar promoviendo un modelo de producción familiar.
La tradición nació hace casi 30 años, a partir de la búsqueda de conmemorar la fundación de Esperanza, la primera colonia agrícola del país ubicada en la provincia de Santa Fe a 38 km de la ciudad capital.
Si bien esta efeméride tiene un recorrido histórico consolidado, en la Argentina actual, la agricultura es una de las principales actividades económicas ya que no solo abastece al país, sino que, el excedente se destina a la exportación.
La producción agropecuaria en números
Según los datos proporcionados por el Mercado de Granos BCR los principales cultivos en el país son la soja, el maíz y el trigo, estos cultivos son los que predominan en un total de 37.411.993 hectáreas productivas (censo 2018).
Además según estas fuentes, nuestro país es el segundo productor mundial de yerba mate, el tercero en la producción de poroto de soja y harina de soja y el cuarto productor mundial de maíz, limón, aceite de soja y biodiesel en base a aceite de soja, semilla y aceite de girasol.
Más allá de lo que implica para la economía de nuestro país este volumen de números de producción, esto significa una importante predominancia del sector agropecuario dentro del modelo productivo nacional y el principal motivo por el cual Argentina es considerada como uno de los graneros del mundo.
Transformar los valores tradicionales para volver a la tierra
En una nota anterior, desde Consol, reivindicamos el trabajo de la agricultura familiar y la agricultura agroecológica. Como planteamos en aquella ocasión, la soberanía alimentaria y la distribución equitativa de las tierras para promover la producción familiar y bajo el formato PYME, son aspectos claves para la generación de un sistema de trabajo más justo, equitativo y solidario.
La “Ley de acceso a la tierra”, un proyecto que propone un sistema de créditos blandos para el sector rural con el cual pequeñas familias productoras puedan acceder a tierras para producir alimentos de un modo sustentable y habitar una vivienda digna, sería un punto de inflexión entre el acceso que tienen los productores actualmente y el que se podría tener en un futuro cercano, en caso de aprobarse la ley.
En este panorama, está claro que aún queda mucho por cambiar. Sin embargo, hoy más que nunca desde nuestro rol como cooperativa de consumo, se vuelve necesario reivindicar y revalorizar el trabajo de todas y todos los productores de la tierra.